CONCEPCIONES DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y AFROMEXICANOS SOBRE LA VIDA, LA MUErte y la tierra

CONCEPCIONES DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y AFROMEXICANOS SOBRE LA VIDA, LA MUErte y la tierra

Los mexicanos tenemos una manera muy particular de entender la vida y sus momentos más trascendentales como el nacimiento, la primera menstruación, el matrimonio o la muerte. Asimismo, las comunidades originarias y afrodescendientes han sido reconocidas a lo largo de la historia como las encargadas de proteger y cuidar la tierra y la naturaleza, a pesar de las agresiones de la propia sociedad y el Estado. Esta forma de ver la vida surgió de la cosmovisión de los pueblos indígenas y afromexicanos, así como de sus transformaciones durante la evangelización en la época colonial hasta nuestros días, y actualmente dota de identidad a todos los mexicanos.

LA VIDA Y EL NACIMIENTO PARA LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y AFROMEXICANOS

Para algunos pueblos indígenas y afromexicanos, como los nahuas, el nacimiento es un proceso que inicia desde la concepción: para la madre comienza un periodo donde la vida y la muerte estarán en constante balance. El feto se encuentra en una etapa delicada, pues procede del mundo de la muerte para incorporarse al plano terrenal y tiempo después regresará al mundo del que provino. La llegada de un nuevo ser al mundo supone diversas transformaciones en el entorno familiar y comunitario: de allí proviene la importancia de los rituales de paso, pues permiten que el recién nacido se integre mejor a su entorno.

Actualmente, en diversas comunidades indígenas y afromexicanas los rituales del nacimiento siguen siendo dirigidos por las parteras, quienes, con los años y la experiencia, se han capacitado para traer a los bebés al mundo, muchas de ellas apoyándose en la medicina alópata para brindar una atención integral a la madre y al bebé. Posteriormente, una vez que el bebé ha nacido, se le recomienda a la madre que tome baños en el temascal para recuperarse internamente, pues se cree que los vapores ayudan a que el útero regrese más rápido a su tamaño original y así pueda reincorporarse a las labores domésticas a la brevedad.

Los primeros meses de vida del recién nacido son los más delicados, pues está expuesto a todo tipo de riesgos. Por esta razón, desde la perspectiva de muchas comunidades, las nahuas, por ejemplo, el bebé deberá pasar por un conjunto de rituales para conocer su suerte o su destino, el cual, según algunas culturas, depende del día, la hora y el año de nacimiento. Para los pueblos afrodescendientes que habitan cerca de las costas de Oaxaca y Guerrero, el ritual consiste en llevar al bebé al monte y esperar a que un animal lo encuentre y lo lama. Ésa es la señal de que tal animal será su guía a lo largo de toda su vida. 

Uno de los rituales más importantes es darle un nombre al bebé, con el cual se verá integrado en la comunidad. Los rituales de las diferentes comunidades indígenas y afromexicanas se basan en conocimientos ancestrales y religiosos, mismos que regirán toda su vida.

CONCEPCIONES DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y AFROMEXICANOS SOBRE LA MUERTE

Para los pueblos indígenas y afrodescendientes del país la muerte no está separada de la vida, sino que están conectadas entre sí. La muerte es un acontecimiento con gran significado, en tanto que implica el regreso del alma al mundo de los muertos. Estos ritos, a lo largo del país evocan un culto a los antepasados. Los mexicanos no vemos a la muerte con miedo. El miedo a la muerte fue traído en la época de la conquista por los frailes evangelizadores, tal como podemos apreciar en las crónicas de la época; sin embargo, con el paso del tiempo el culto a la muerte ha tomado la forma que se conoce en la actualidad con las fiestas de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.

En el centro del país las tradiciones relacionadas con la muerte provienen de la civilización mexica, de los rituales mortuorios en donde se buscaba que el espíritu del difunto llegara a uno de los cuatro lugares donde descansaban las almas: el Mictlán, donde gobernaba Mictlantecuhtli, Señor de los muertos; el Tlalocan, donde regía Tlaloc, dios de las lluvias; Tonatiuhichan, la “casa del sol”, donde gobernaba Huitzilopochtli; o Cinalco, la “casa del maíz”, gobernada por Huémac, último gobernante de los toltecas. En la época de la conquista, estos rituales fueron prohibidos por los frailes y se consideraron celebraciones paganas, pero poco a poco se adaptaron y fusionaron con la religión católica.

Para algunas comunidades los difuntos traen consigo las primeras señales del otoño, los vientos fríos y la renovación de la tierra, pero al mismo tiempo traen enfermedades, es por ello que se les ofrenda, para evitar que causen algún mal. Para otras, como las cucapás que habitan en el norte de Sonora, los muertos sólo son recordados en el primer año del fallecimiento: se les hace un último ritual antes de dejar que descansen en paz. Por lo tanto, no celebran el 1 y 2 de noviembre como los mexicanos cuyas tradiciones se originan en la tradición mesoamericana y la católica.

En lugares como Pomuch, en el estado de Campeche, los dolientes acuden a limpiar cada año los huesos de sus familiares fallecidos. Mientras limpian los huesos uno por uno, los familiares platican con los restos como cuando lo hacían con su familiar en vida. Esta tradición es de las más impactantes para el resto del país, pero al mismo tiempo muestra que los mexicanos desarrollamos relaciones particulares con la muerte: la veneramos, la respetamos e incluso somos capaces de reír con ella. Los rituales y las celebraciones de los muertos nos permiten una convivencia directa con aquellos que ya no están.

El Día de Muertos no es una celebración ni enteramente española ni enteramente prehispánica o afrodescendiente, sino que se ha creado a partir de una gran mezcla de tradiciones que ha tomado forma con el paso de los siglos. Es diferente para cada comunidad, al igual que la forma de vivir el duelo y convivir con la muerte, pero se puede tener la seguridad de que cada una de las celebraciones permite seguir recordando a los difuntos y su huella por este mundo y por la historia.

RELACIÓN CON LA TIERRA Y PRÁCTICAS TRADICIONALES DE CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y AFROMEXICANOS

Los pueblos indígenas mantienen una relación sumamente estrecha con la naturaleza, basada en el respeto y la armonía, puesto que para ellos la tierra es, además de su morada, un símbolo de fertilidad y el lugar que les provee de todo lo que necesitan, como comida, trabajo e incluso medicina y conocimientos. En la actualidad se considera a los pueblos indígenas y afrodescendientes como los principales protectores de la naturaleza y de sus comunidades, ya que en su mayoría consideran que se encuentran en el centro del universo, e incluso le dan a la tierra una connotación femenina por ser la portadora de la fertilidad de los campos.

Durante la Colonia los indígenas fueron los encargados del cuidado del campo mediante el sistema de encomiendas, el cual mantuvo la misma estructura que el altépetl, es decir, una estructura política basada en el territorio y de suma importancia en la zona central del país, principalmente para pueblos como el mexica y el tlaxcalteca. Al dar continuidad la encomienda al sistema jerárquico de los altépetl, los españoles garantizaron que los indígenas trabajaran sus tierras sin mostrar inconformidad. 

El principal problema es que las encomiendas fueron las estructuras que permitieron la esclavización de las personas hasta su prohibición en 1542. Así, los españoles buscaron una nueva forma de someter a los campesinos y mantenerlos arraigados a la tierra, quienes, al conocerla mejor, sabrían mantenerla y cuidarla. Con la llegada de los esclavos africanos, ellos fueron los encargados de las tierras y de su cuidado, e implementaron en México estrategias que usaban en sus comunidades de origen. 

Actualmente, los indígenas y campesinos buscan las mejores estrategias para el cuidado de la tierra, dado que son conscientes de que al agotarse los recursos no quedará nada para las próximas generaciones. Por este motivo se preocupan por el medio ambiente y mediante el ecoturismo o turismo sustentable difunden sus conocimientos y prácticas que favorecen la protección de sus tierras.

Resulta vital el apoyo para las comunidades indígenas que actualmente continúan trabajando en el campo, pues son el sostén de las que habitan en las grandes ciudades.

CASOS DE DEFENSA POR EL TERRITORIO DE PUEBLOS INDÍGENAS

Con el paso del tiempo los pueblos indígenas han sido despojados de sus tierras, sus derechos han sido violados y su trabajo ha sido despreciado. Los movimientos indígenas y campesinos, característicos del siglo XX, parten de la búsqueda del reconocimiento de estas comunidades y su derecho a la tierra.

La lucha de los pueblos por el respeto a sus tierras tiene una larga historia: desde que fueron despojados de sus propiedades originales tras la invasión española, hasta la actualidad, han estado defendiendo sus territorios, uno de los elementos más importantes que dan sentido a su vida y a su mundo.

Con el avance de la historia, el estudio de las cosmovisiones indígenas ha cobrado más importancia, por lo que el conocimiento de sus costumbres y tradiciones ya no es ajeno al resto de los pobladores del país. Las visiones del mundo de los pueblos indígenas y afrodescendientes son parte de nuestra cultura y es posible identificarlas claramente en cada una de las festividades que todavía se celebran.

Fuente: Colección Ximhal. Ética, naturaleza y sociedades. Primer grado de secundaria. Dirección General de Materiales Educativos de la Secretarla de Educación Pública.