Tras la caída de México-Tenochtitlan, el Imperio español designó a los territorios conquistados reino de la Nueva España. Hernán Cortés fue nombrado gobernador y capitán general.
Años más tarde, el rey español creó la Real Audiencia (1527), institución encargada de regular las funciones administrativas, económicas y políticas del territorio, situación que, poco a poco, fue moldeando una nueva organización y designación de los límites del espacio: el Virreinato. La máxima autoridad fue el virrey, representante de la Corona española en el territorio conquistado.
Minería
La conquista de nuevos territorios estuvo motivada por la búsqueda de ya cimientos mineros de oro y plata, entre otros factores. En sólo 15 años se descubrieron minas de plata en varias zonas del territorio de la Nueva Espa ña, cuya explotación generó grandes ganancias para la Corona española. En los territorios actuales de Guerrero, Estado de México y Michoacán, los es pañoles descubrieron las primeras vetas que explotarían para desarrollar la minería. El auge minero novohispano inició en 1546 con el descubrimiento de las vetas de plata en Zacatecas, luego, la actividad se extendió a algunas zonas de los actuales estados de Guanajuato, Hidalgo y San Luis Potosí.
La producción minera produjo cambios importantes en el paisaje novohispano, pues motivó la construcción de caminos para comerciar la plata dentro y fuera del territorio de la Nueva España, siendo el más importante el Camino Real de Tie rra Adentro, que fue utilizado entre los siglos xvi y xix para transportar la plata extraída principalmente de las minas de Guanajuato, Zacatecas y San Luis Poto sí. Aunque su origen está vinculado a la minería, este camino propició también el establecimiento de vínculos sociales, cul turales y religiosos.
La extracción de plata fue la actividad económica que generó la mayor riqueza para la Corona española lo que motivó su decisión de expandirse hacia el norte, donde pudieran establecer poblaciones de trabajadores que ayudaran a construir fuertes, haciendas, iglesias, obras hidráulicas, calzadas, puentes, caminos y mesones cuyo resultado fue el establecimiento de poblaciones españo las e indígenas alrededor de las minas. El Camino Real de Tierra Adentro fue muy importante porque se convirtió en una de las rutas que unió a la Corona con sus dominios en el norte de América.
Para su funcionamiento, las minas re querían materiales como madera y azogue (mercurio), mientras que los trabajadores necesitaban alimento y ropa. Por ello, se establecieron flujos comerciales y ganaderos que abastecieran de estos y otros productos. El trabajo en las minas era riesgoso; por lo general, recaía en los indígenas y esclavos africa nos; además, los accidentes eran frecuentes y las enfermedades, mortales: la tuberculosis, la silicosis y el cáncer pulmonar se presentaban en los tra bajadores a los pocos años de haber empezado a laborar. Los mineros que tenían éxito se convertían en dueños de haciendas y acumulaban vastas riquezas.
La minería impulsó el aumento del comercio entre las regiones del Virreinato. Además, la plata que extraían en el norte era enviada a la Ciudad de México donde se convertía en monedas y, desde ahí, se mandaban a los puertos de Veracruz y Acapulco para después embarcarlas con rumbo a Europa, Asia y otras partes de América con fines de intercambio de mercancías, como productos manufacturados, seda, especias y porcelana.
Las minas de plata de la América española, principalmente las de la Nueva España, fueron las más ricas del mundo; la producción aumentó desde el siglo xvi hasta finales del siglo xvm, periodo donde llegó a representar cerca de 80% de la producción mundial. Entre los siglos xvi y xvm, el real, la moneda de plata colonial, era el dinero metálico que circulaba por casi todo el mundo pues el Imperio español era también el más poderoso.
Forma de gobierno, economía, cultura y sociedad en la Nueva España
La Nueva España, así como otras colonias españolas en América, tenía una organización política encabezada por un virrey, designado por el rey de España. Los virreyes proclamaban leyes y tenían la facultad de expedir reglamentos, ordenanzas y licencias, su poder fue extenso, casi todas las le yes sobre asuntos de trabajo, minería, ganadería y tributo de los indígenas fueron obras suyas. Cada virrey era auxiliado por las audiencias, que eran tribunales superiores de justicia y administrativos, conformados por oidores (jueces en la Nueva España), quienes debían administrar la justicia e inter venir en asuntos de gobierno como consejeros del virrey.
El gobierno de las provincias novohispanas tenía como máximas autoridades a los gobernadores, corregidores y alcaldes mayores. Los primeros encabezaban la administración de justicia y dictaban reglamentos y resoluciones. Los corregidores y alcaldes mayores vivían en las cabeceras de su provincia observando lo referente a obras públicas, además de participar en el cobro de tributos y en la procuración de la justicia local. Sobre el gobierno local, el cabildo era la institución que administraba y regía las ciudades. Los pueblos de españoles y los pueblos de indios tenían su pro pio cabildo o ayuntamiento.
La economía novohispana se basaba primordial mente en la agricultura, la ganadería, el comercio (interior y exterior) y la minería.
La sociedad era esencialmente agraria, por lo tanto, la agricultura era una actividad económica importante, pues de ella dependía la producción de alimentos para la población y para el ganado. Varios cultivos novohispanos eran exportados a Europa, entre ellos, cacao, aguacate, jitomate, vainilla y grana cochinilla.
La tierra y el clima templado de la Nueva España favorecieron la in troducción de nuevos cultivos como el trigo, arroz, avena, café, caña de azúcar, cebada y durazno. La forma dominante de explotación de la tierra fue la hacienda, en donde se procesaban diferentes productos como el pulque, caña de azúcar, maíz, trigo y productos ganaderos. Em pleaban a diversos trabajadores como peones acasillados (que vivían en la hacienda) y trabajadores eventuales (que no vivían en ella y trabajaban por temporadas).
La ganadería mesoamericana fue transformada por los españoles quienes, al introducir nuevas especies como el caballo o la vaca, ocasionaron cambios en el paisaje y la vida cotidiana de los pue blos indígenas. Este nuevo ganado trajo nuevas prácticas como el consumo de carne y el uso de equinos para transportar personas y mercancías. Sin embargo, la ganadería requería de grandes exten siones de tierra para el pastoreo, lo cual provocó la apropiación de grandes porciones de tierra por ganaderos españoles perjudicando a las comunidades indígenas por despojo de tierras y destrucción de cultivos. En algunos casos, por medio de mercedes otorgadas por el virrey, algunos indígenas lograron conservar tierras para su cultivo y para criar ganado porcino, bovino y caprino.
El comercio fue resultado del desarrollo de actividades económicas como la agricultura, la ganadería y la minería. Se llevaba a cabo en los tianguis semanales o men suales, así como en las ferias del puerto de Acapulco (hoy en el estado de Guerrero) y en Xalapa (Veracruz). Fue a través de éstas donde se comerciaban los produc tos de la Nueva España y los que llegaban de Europa y Asia. Las mercancías eran transportadas en barcos que seguían dos rutas principales: Veracruz-España y Aca- pulco-Manila. Algunos de los productos eran alimentos, ropa, calzado, herramien tas, especias, medicinas, sal, porcelana, entre otros.
Durante el Virreinato, la cultura novohispana desarrolló ciencia, educación, literatura, poesía, filosofía, teología, arquitectura, escultura, pintura, música y religión. La abundancia de temas religiosos en las expresiones artísticas es evidente en la pintura, escultura y arquitectura virreinales.
La convivencia entre las culturas española, indígena, africana y asiática originó un profundo sincretismo, un fenómeno cultural que se extendió durante los trescientos años del periodo colonial de forma continua y con el cual surgieron nuevas ex presiones que originaron particulares costumbres, creencias y valores; formas de hablar, de comer, de educación y de relacionarse socialmente.
La sociedad novohispana estaba conformada por peninsulares (nacidos en España con residencia en el territorio novohispano), criollos (hijos de españoles nacidos en América), indígenas, africanos, asiáticos y castas (personas que nacieron de la unión de indígenas, españoles, africanos y asiáticos, como los mestizos, castizos y mulatos, entre otros). Los españoles y criollos eran grupos minoritarios, pero contaban con mayores recursos económicos y ocupaban los cargos políticos, administrativos y religiosos más importantes. Fueron dueños de minas, obrajes y haciendas en donde trabajaban grupos de menor estatus social, como indígenas, africanos y castas.
La desigualdad social que existió en la Nueva España provocó varias rebeliones, protagonizadas, principalmente, por los grupos menos favorecidos, los cuales mostraban su descontento social. Esta desigualdad se mantuvo por varios siglos y fue uno de los detonantes del movimiento de Independencia iniciado en 1810.
Tras su victoria en la guerra de conquista ante diversos pueblos mesoamericanos, los españoles instauraron un nuevo orden político y social encabezado por la Corona española, y que durante el Virreinato les otorgó las posiciones más altas y los benefició con las actividades económicas más redituables; entre ellas, la minería. Asimismo, la sociedad y la cultura novohispana nacieron de la unión de elementos indígenas, españoles, africanos y asiáticos, pues su convivencia produjo un patrimonio cultural que aún forma parte de la cotidianidad de los mexicanos.