COLONIAS INGLESAS EN AMÉRICA

COLONIAS INGLESAS DE AMÉRICA

La colonización de Norteamérica, realizada por pobladores ingleses, irlandeses, escoceses, alemanes y franceses, se suscitó en un territorio disputado entre la Nueva Inglaterra y la Nueva Francia, durante el siglo XVII. Fue un proceso paulatino que constó de diferentes expediciones tierra adentro. A partir de estas se fundaron las Trece Colonias: Massachusetts, Nuevo Hampshire, Rhode Island, Connecticut, Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia. Estas se poblaron con personas que huían de la pobreza y de las persecuciones religiosas que se realizaban en Gran Bretaña. Asimismo, la llegada de estos colonos al continente americano provocó su interacción con las poblaciones nativas.

POBLACIÓN INGLESA QUE LLEGÓ A AMÉRICA: CARACTERÍSTICAS, RELIGIÓN Y COSTUMBRES

Durante los siglos XVI y XVII, Inglaterra sufrió una aguda crisis socioeconómica. En 1534, Enrique VIII fundó la Iglesia de Inglaterra o Iglesia anglicana, institución que al crearse se separó del Vaticano debido a ciertas diferencias insalvables, como la práctica del divorcio. Así, el anglicanismo se impuso como la religión del imperio inglés. Lo anterior ocasionó una persecución hacia los practicantes de otras confesiones religiosas, como los cuáqueros, grupo religioso cristiano que consideraba innecesaria una relación constante con el clero para emender la Biblia; o los puritanos calvinistas, un sector religioso basado en la creencia de que sólo existía Dios y no aprobaba la veneración de santos o vírgenes.

Estas fueron las causas principales que motivaron la fundación de las Trece Colonias de América por personas perseguidas y por otras que buscaron ma­terializar sus ambiciones en nuevos confines.

En  1497,  los ingleses llegaron  al norte de América con  la expedición comandada  por John Cabot. Sin embargo,  el poblamiento  de  este te­rritorio tomó mas años: fue  hasta 1607, con  la fundación de Virginia, por John  Smith, que se estableció  la  primera  colonia norteamericana mediante  el asentamiento  de Jamestown,  sitio donde  la población se dedicó al cultivo de  tabaco. Massachusetts  fue la segunda colonia: fue fundada  en  1620 en  Plymouth  por  peregrinos  puritanos, quienes  ha­bían huído de la persecución religiosa en  Inglaterra;  su sustento se basó en la venta de maíz. La tercera colonia, Nuevo Hampshire, fue fundada en 1636 por Ferdinando Gorgues y John Mason, quienes tenían el objetivo de expandir el territorio de Massachusetts.

La cuarta colonia se llamó Maryland y se fundó en 1632, de la mano de Cecilius  Calvert.  Este sitio se caracterizó  por  la convivencia  entre protestantes y católicos, es decir, se practicaba la libertad religiosa. Para 1636, Thomas Hooker estableció la quinta colonia: Connecticut.  Esta era  una  comunidad cristiana que  se dedicó a la agricultura  y la fabri­cación de  textiles.  En 1636, Roger Williams se instaló en  Providence, capital de Rhode Island.  Esta sexta colonia se caracterizó  por  tener un autogobierno donde la población pudo elegir a sus gobernantes y pro­ mulgar sus propias leyes.

Por otra parte, Delaware fue colonizada por suecos y holandeses entre las décadas de  1630 y 1650. La llegada de  los ingleses se dio años después.  Esta  séptima  colonia  tuvo  como  particular  característica  el desarrollo  de  una  convivencia  pacífica  entre  las  diversas  poblaciones europeas y  nativas que se encontraban  en  ese sitio. En  1653, algunos colonos  provenientes  de  Virginia  fundaron  Carolina  del Norte,  pues buscaban  prosperar  por  medio  de  la  venta  de  terrenos.  En  cuanto  a Carolina  del Sur, se estableció en  1670 por ocho lores (de lord, titulo nobiliario del Reino Unido), los cuales estaban interesados en expandir sus redes de comercio y explotar los recursos naturales de ese espacio.

Nueva Jersey fue la décima colonia nor­teamericana, establecida por John Berkeley y  George  Carteret  en  1664.  Este sitio  ya estaba  poblado  por  holandeses,  lo  que  los llevó a instaurar  un sistema de  libertad de culto y compra libre de  tierras. Asimismo, ese año también se fundó Nueva York, una colonia  que  había  pertenecido  a  Holanda (hoy  Países  Bajos)  y  que  había  llevado  el nombre de Nueva Ámsterdam, pero que fue tomada  por  los ingleses. Hacia 1681, Wi­lliam  Penn fundó Pennsylvania,  respaldado por sus compañeros cuáqueros. Su sociedad se caracterizó  por  procurar las buenas rela­ciones con los nativos, a quienes compraron tierras, y por  dar libertades religiosas.

La ultima colonia fue Georgia, fundada hacia 1732 por James Ogle­ Thorpe. La  finalidad de  esta era generar  terrenos para filántropos, personas que realizan obras encaminadas al bien común.

El proceso de fundación de las Trece Colonias en Norteamérica tomó va­rias décadas. La libertad religiosa y la búsqueda de oportunidades laborales fueron algunos de los motivos que orillaron a los migrantes a trasladarse a América en busca de una vida mejor.

Relación entre colonos europeos y nativos americanos

La  relación entre los nativos americanos  y  los  colonos  ingleses  fue  diversa. En  un principio, los pueblos   americanos enseñaron a los colonos a cultivar tabaco y  maíz; sin embargo, la convivencia se complicó cuando la población proveniente de Inglaterra se enfocó en expandir el territorio y explotar los recursos  naturales. Esto generó enfrentamientos que llevaron a la expulsión de los pueblos nativos de sus propias tierras.

Antes de la llegada de los ingleses al norte de América,  vivían  en  esas tierras distintos grupos nativos,  como  los manahoac,  nayssan,  cherokee, wicomico,  chowanoke,  narragansett,  nanticoke,  asippe y  creek.  Estos se caracterizaban  por ser comunidades nómadas que se dedicaban  a la caza,  recolección,  pesca y cosecha estacional.  Cuando  los europeos lle­garon a América en el siglo XVI, se relacionaron con los pueblos nativos por medio del comercio,  puesto  que entre ellos hacían intercambios. Los locales ofrecían pieles de castores o zorros, mientras que los ingle­ses,  holandeses  y  suecos  cedían  telas,  herramientas  de hierro, bebidas alcohólicas, armas y municiones.

Para el siglo XVII, con la llegada de los colonos a regiones de Virgi­nia y  Massachusetts,  la convivencia con  los pueblos nativos se tornó en ayuda y enseñaron a los peregrinos a cultivar maíz y tabaco, lo que con  el tiempo  permitió  a estos últimos generar dinero.  Sin  embargo, el establecimiento de los puritanos (grupo  cristiano en desacuerdo con  algunas prácticas de la Iglesia católica) en  las colonias significó también  la instauración  de las misiones evangelizadoras,  situación que no  agradó  a los pueblos nativos,  ya que tenían  formas de pensar diferentes a las de los europeos con respecto a la relación con la na­turaleza, la propiedad, el trabajo y la religión.

La negación de los pueblos nativos a cambiar sus concepciones ocasionó  confrontaciones con  los colonos,  como  ocurrió  durante la guerra de Powhatan (1609), conflicto donde los nativos atacaron  a la población de Jamestown, con la intención de expulsar a los puritanos de sus tierras. La lucha por el espacio cesó en 1614, pero los ingleses se vengaron de los nativos envenenándolos.

Las enfermedades también  pro­vocaron  el descenso  de la población nativa, ya que la propagación de in­fecciones como  la difteria redujo  su número,  pues no  tenía un  sistema inmunológico  preparado  para las enfermedades traídas por los euro­peos.  Al saber esto,  Jeffrey  Amherst propuso, en 1764, regalar a los pue­blos nativos cobijas infectadas con viruela para que murieran y dejaran de atacar a las colonias.

La relación entre los nativos y los colonos británicos evidenció las diferencias en­ tre sus culturas. En un principio, pasó de ser una interacción comercial a una de solidaridad, con la enseñanza de la siembra de ciertos productos. Sin embargo, cuando los  puritanos  buscaron imponer su visión del mundo, el contacto entre ambas partes se volvió hostil, debido a que tanto las poblaciones nativas como los colonos buscaban la manera de expulsar o exterminar a los contrarios, con la intención de mantener o establecer su propia hegemonía en distintos  aspectos de la vida.

La estructura social en las Trece Colonias

La vida social de los colonos  europeos que llegaron a residir a Nortea­mérica giraba en torno a su religión, el protestantismo, sistema religioso basado en un conjunto de creencias cristianas diferentes a las del ca­tolicismo. Además, en las colonias norteamericanas, la educación y la construcción de escuelas se volvieron elementos fundamentales porque los puritanos forzosamente debían saber leer la Biblia.

Debido a que la educación era muy importante para los puritanos, en las Colonias se estableció que en los asentamientos con más de cincuen­ta viviendas era necesario construir una escuela.  Además,  la educación elemental no fue la única a la que se le dio importancia, pues también se construyeron universidades para que la población continuara con sus estudios, como la Universidad de Harvard en Massachusetts (1636) y la Universidad de Yale en Connecticut (1701).

Otro  elemento que resaltó en  las Trece Colonias de Norteamérica fue la tolerancia a la libertad de creencias religiosas y a la diversidad cultu­ral,  ya que en muchas colonias convivían ingleses, holandeses,  suecos, franceses y nativos, como en Rhode Island, Delaware y Nueva Jersey.

La vida social de los colonos ingleses se caracterizó por darle impor­tancia al ámbito religioso, situación que los llevó a crear escuelas  y universidades para que la población aprendiera a leer, cuestión in­dispensable para la lectura y  estudio de la Biblia. Asimismo, esta búsqueda de la libertad de creencias religiosas llevó a algunas colonias a practicar la tolerancia de credo y de cultura.

Las  razones  que llevaron a los  británicos  a migrar hacia el continente americano fueron múl­tiples; esto llevó a la fundación de las  Trece Colonias, como espacios  de libertad de culto y  de explotación de recursos naturales. Pero la ambición territorial y  económica de los  ingleses  oca­sionó enfrentamientos  bélicos  con los  nativos; sin embargo, los  primeros  ganaron y  dominaron a los  pueblos  del norte de América, permitiéndoles  reproducir costumbres  y  tradiciones  de sus comunidades de origen en Europa.