LA IDENDEPENDENCIA DE LAS TRECE COLONIAS

LA INDEPENDENCIA DE LAS TRECE COLONIAS

El movimiento de Independencia de las Trece Colonias, en América del Norte, y la Revolución Francesa, en Europa, fueron hechos que cimbraron a occidente, ya que generaron cambios y el desarrollo del pensamiento teórico, que se plasmó en constituciones y posibilitaron la caída de un sistema político absolutista. Sin embargo, estos hechos fueron resultado de un movimiento intelectual y cultural conocido como la Ilustración.

EL PENSAMIENTO ILUSTRADO

El tipo de gobierno que se encontraba vigente en Europa durante el siglo XVIII era la monarquía absolutista. El poder del rey  estaba respaldado por la Iglesia y  los  aristócratas, los  cuales  vivían una vida tranquila y  sin preocupaciones  a pesar de la pobreza de la mayoría de la población. No obstante, una corrien­te  intelectual  comenzó  a  cuestionar  los  pilares  que  sostenían  el  absolutismo, de  manera  que  sus  ideales  se  convirtieron  en  un  contrapeso  y  alternativa  a  la forma de gobierno existente.

Desde la época del Renacimiento se inició en las universidades de Europa un  debate filosófico  sobre el pensamiento  humanista,  que colocaba al ser humano  en  el centro  de la discusión  y  alentaba al uso  de la razón  como la forma correcta de llegar al conocimiento  verdadero.  Con  esta influen­cia,  el movimiento  de la Ilustración  se empezó  a desarrollar en  Europa durante el siglo  XVIII,  donde los pensadores fomentaron  el estudio  de los fenómenos naturales mediante la observación,  la experimentación, la comprobación y el razonamiento,  y  donde se rechazaban  las creencias populares y religiosas.

Los postulados de la Ilustración  se reflejaron  de manera ini­cial en  el movimiento  de Independencia de las Trece Colonias en  América y,  posteriormente,  en  la Revolución  Francesa.  Ideas como  las de John  Locke,  quien  aseguraba que el hombre tenía derechos naturales,  entre ellos,  el derecho  a la vida,  la libertad y  la propiedad,  o  como  las ideas de Adam Smith,  quien  creía que el Estado  no  debía intervenir en  los asuntos económicos; por otro  lado,  François-Marie Arouet,  conocido  como Voltaire, defendía el uso de la razón, y fue un opositor a la Iglesia católica; Jean-Jacques Rousseau  aseguraba que el ser humano  se encon­traba incompleto  y,  al interactuar con  otras personas,  adquiriría aprendizaje y  crecimiento  que le permitirían  formar parte de la sociedad; Montesquieu  era un  férreo  crítico  de las monarquías y dictaduras; propuso  la división  de poderes en  Ejecutivo,  Legislativo  y  Judicial; y,  finalmente,  Diderot y  D’Alembert crearon la Enciclopedia para que los conocimientos ilustrados llegaran a la mayor población  posible.  El conjunto  de estas ideas dieron forma al pensamiento ilustrado.

A partir del Renacimiento inició un proceso de transformación en la manera de pensar de la sociedad europea, pasando del pensamiento medieval, basado prin­cipalmente en ideas religiosas, al pensamiento que resaltaba la importancia del hombre, la razón y  la ciencia. A mediados  del siglo XVIII se consolidó el pensa­ miento ilustrado, los  filósofos  realizaron críticas  a las  monarquías  absolutistas  y denunciaron las injusticias y las desigualdades sociales.

INDEPENDENCIA DE LAS TRECE COLONIAS

El movimiento de Independencia de las Trece Colonias  británicas  en América del Norte fue una gran influencia para los pos­teriores levantamientos de las colonias españolas y  portuguesas en el continente. Pero el movimiento representó algo más que la separación administrativa y  política con la Gran Bretaña, al emplear postulados de la Ilustración, y  la Independencia cul­minó con una constitución que sirvió de ejemplo para los nuevos Estados  del con­tinente, incluido México.

En América, la situación política de las Trece Colonias británicas gozaba de cierta autonomía gracias a que en Inglaterra regía una monarquía parlamen­taria, pero en 1763, al finalizar la guerra de los Siete Años contra Francia, se les  impusieron  diferentes  impuestos  para  recuperar  gastos  hechos  durante el conflicto, lo que provocó el descontento y la exigencia de representación política en el parlamento inglés. Entre las leyes más polémicas fueron la del Azúcar, la del Sello o Timbre, y la de ingresos de Townshend.

En  1770,  luego  de la masacre de Boston,  hubo  movilizaciones contra el gobierno  británico  que derivaron  en  la celebración  del Primer Congreso Continental, en el que se le solicitó al rey el derecho para hacerse cargo de sus asuntos internos sin  injerencia del imperio.  El monarca rechazó  la pe­tición,  por lo  que los colonos comenzaron  un  boicot contra los productos británicos.

En  1776,  en  el Segundo  Congreso  Continental,  se nombró  a George Washington  como  comandante de las fuerzas rebeldes; también  partici­paron  John  Adams, Benjamín Franklin y Thomas Jefferson,  este último fue el principal redactor de la Declaración  de Independencia aprobada el 4 de julio  por dicho  congreso.  La guerra se extendió hasta 1783,  año  en que Gran  Bretaña reconoció  su  independencia,  y  para 1787  se proclamó su  Constitución,  estableciendo  una república federal y  democrática con tres poderes: Ejecutivo,  Legislativo  (bicameral: senadores y  representantes) y  Judicial.  George Washington  se convirtió  en  el primer presidente de Estados Unidos en 1789.

La influencia del pensamiento ilustrado se identifica en el movimiento independentista de Estados  Unidos  de América, resaltando postulados  referentes  a los derechos humanos y los ideales de progreso, democracia y el libre mercado. En su Declaración de Independencia se puede identificar la influencia de pensa­dores como John Locke, particularmente la idea de que todos los hombres son creados iguales, con derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, y cuando el gobierno atenta contra estos derechos, el pueblo tiene la facultad de abolirlo y derrocarlo.