PROCESOS DE INDEPENDENCIA DE AMÉRICA LATINA

PROCESOS DE INDEPENDENCIA DE AMÉRICA LATINA

En el siglo xix, en América Latina hubo cuatro virreinatos españoles: Nueva España, Perú, Nueva Granada y Río de la Plata. Además, el Imperio español gobernaba tanto en las islas del Caribe como en los países hoy llamados República Dominicana y Cuba. Por su parte, el reino de Portugal dominaba Brasil. No obstante, estos territorios comenzaron a tener y a gestar posturas independentistas antes y después de 1808, año en que Napoleón Bonaparte invadió España y Portugal. Esta situación dejó a la monarquía española sin autoridad política, por tanto, fue una de las causas de los movimientos independentistas de esta parte del continente americano.

Contexto de las gestas independentistas

Las razones que llevaron a América Latina a buscar su independencia de los reinos de España y Portugal fueron la invasión de Napoleón Bonaparte a la zona ibérica, la ideología liberal de la época, la independencia de las Trece Colonias de Norteamérica, la Revolución Francesa, las Reformas Borbónicas y la necesidad de una élite para gobernarse al margen del imperio, así como la búsqueda de mejores condiciones de vida por parte de algunos sectores de la población.

El  contexto  de  las  independencias  de  América  debe  situarse  en  la  época histórica  de  la  Ilustración,  periodo  surgido  a  mediados  del  siglo XVIII que se  caracterizó  por  el  desarrollo  del  pensamiento  liberal.  Esta  postura  po­lítico-económica  enfatizó  la  libertad  de  acción  individual  como  la  única forma de progreso.  Los liberales rechazaban  la censura,  la imposición ideológica,  la intervención  del Estado  en  las decisiones comerciales y  re­ligiosas;  además,  estaban  a  favor  de  la  elección  de  representantes  de  los ciudadanos, pues los consideraban individuos iguales ante la ley.

Durante la Ilustración,  el imperio  español impulsó  las Reformas Bor­ bónicas (en  1700),  una serie de reestructuraciones políticas y  económicas que tenían  la finalidad  de impulsar un  cambio  administrativo  en  las co­ lonias de España para obtener más ganancias de los tributos,  el comercio y  la explotación  de los recursos naturales.  Estas reformas acentuaron  las diferencias entre las poblaciones peninsular y  la nacida en  América,  lo que provocó la exclusión política de los criollos, es decir, los descendien­ tes de europeos nacidos en  las colonias.  Por ello,  los criollos reclamaron sus derechos políticos en el territorio que habitaban y se organizaron para luchar por ellos.

Las consecuencias de las Reformas Borbónicas en Nueva España fueron

Otro   acontecimiento   que   también   influyó   en   las   independencias   de América  Latina  fue  la  invasión  de  Napoleón  Bonaparte  a  Portugal  en 1807, y después a España, en 1808. A inicios de mayo de ese año, Car­los  IV  y  Fernando  VII,  quienes  sostenían  un  pleito  por  quién  ocuparía el  trono  español,  fueron  apresados  por  Napoleón  Bonaparte  y  obligados a renunciar a la corona. Esta situación afectó a las colonias pues, sin el soberano  en  el poder,  no  sabían  quién gobernaría  hasta  que  el  rey fuera liberado.

La independencia de las Trece Colonias (1776) y la Revolución Fran­ cesa  (1789)  también  fueron  procesos  que  sirvieron  de  inspiración  para las colonias americanas, pues les hizo ver que podían derrocar el sistema político  absolutista mediante la unión  del pueblo.  Además,  se dieron cuenta de que,  por medio  de levantamientos y  constituciones,  podían establecer nuevos regímenes que tendieran  a la igualdad  de garantías y libertades entre los que fueran  considerados ciudadanos,  sin  importar su posición social.

Los acontecimientos y procesos que ocurrieron en Europa durante los si­glos xviii y xix, las ideas liberales reflejadas en la independencia de las Trece Colonias, la Revolución Francesa y las Reformas Borbónicas ocasionaron que la población criolla de las colonias americanas se sintiera excluida del ámbito político, lo que favoreció la formación de una identidad basada en el orgullo de haber nacido en América.

MOVIMIENTOS INDEPENDENTISTAS DE HAITÍ Y AMÉRICA DEL SUR

Después de la independencia de las Trece Colonias, el siguiente territorio que se independizó fue Haití que, para el siglo xvm, era una colonia francesa. Su movimiento libertador inició desde 1791 con levantamientos  de per­sonas esclavizadas provenientes de África que denunciaban la explotación laboral forzada, la violencia física y psicológica, y los maltratos recibidos por los europeos.

La independencia de Haití fue prota­gonizada por personas que no  habían leído  a los ilustrados de la época,  y  la conquista de su  libertad  fue fruto  de un gran  esfuerzo.  En  1804,  Jean-Jacques Dessalines,  quien  había sido  esclaviza­ do,  encabezó  el levantamiento  armado  y declaró  la emancipación  tras la victoria en  la contienda de Vertieres.  Esa decla­ración  prohibió  la esclavitud,  planteó una reforma agraria y  reestructuró  el orden  social que mantenía el gobierno colonial francés.  La noticia se propagó rápidamente,  lo  que contribuyó  a que se pensara en  cómo  se podría implementar la fundación  de nuevos estados.  Como país soberano, la lucha de Haití inspiró y ayudó a otras gestas insurgentes como las que se dieron  en  Nueva España y  Nueva Granada.

Por su  parte,  la independencia de Nueva Granada (lo  que hoy  es Co­ lombia,  Venezuela y  Ecuador) comenzó  a gestarse desde 1781,  cuando la población  empezó  a mostrar inconformidad  por las Reformas Bor­ bónicas y  la prohibición  de gremios manufactureros.  Fue hasta 1810 cuando  se inició  la lucha de independencia,  donde se enfrentaron  los partidarios del poderío  francés,  como  el vicepresidente Amar y  Borbón, y  los partidarios del poderío  español,  quienes esperaban  que Fernando VII regresara al trono.  Asimismo,  se formaron  grupos independentistas que se reunían  en  tertulias literarias para expandir los pensamientos liberales.  En  ellas participaron  Francisco  de Paula Santander,  Camilo Torres y  Antonio  Nariño  para buscar que Nueva Granada se desligara del poder de España.

Estos  movimientos  de  inconformidad  favorecieron  el  desarrollo  de  la lucha armada, la cual se pensó que podría acabar con la creación de un cabildo  abierto  enfocado  en  la  separación  de  España.  Con  ello,  aunado a la deposición del virrey, se inició la fase de la Patria Boba, la cual se caracterizó  por la emancipación  de ciertos territorios de Nueva Grana­ da  como  Cartagena,  Cali,  Pamplona,  Socorro  y  Santa  Fe.  Sin  embargo, fue  hasta  1819  que  se  obtuvo  la  independencia,  cuando  Simón  Bolívar convocó al Congreso de Angostura para aprobar la creación de la Repú­blica  de  Colombia  (que  abarcaba  Nueva  Granada,  la  Capitanía  General de Venezuela y  la Real Audiencia de Quito) y  la Campaña Libertadora de Nueva Granada (comandada por Bolívar y  Francisco  de Paula San­tander), enfocada en los territorios aún dominados por los españoles.

Una de las apuestas de los libertadores era poder conformar lo  que Bolívar llamaba la “Patria Grande”.  Esto  significaba una América La­ tina independiente,  gobernada bajo  principios propios de unidad  y solidaridad.  La propuesta contemplaba una labor constituyente (ela­ boración  de leyes),  una educación  abierta a más personas,  la abolición de la esclavitud, entre otras ideas. Esto no se logró y la Gran Colombia sólo duró hasta 1830, ya que Ecuador, Venezuela y Panamá se indepen­dizaron de ella.

En  1810  también  comenzó  el movimiento  de independencia del Virreinato  del Río  de la Pla­ ta,  región  que se dividió  en  tres ideologías: los realistas, los revolucionarios y los carlotistas. Es­ tas diferencias de pensamiento  provocaron,  en  el virreinato, la Revolución de Mayo, la cual desti­ tuyó  al virrey  Hidalgo  de Cisneros para formar una junta de gobierno  que defendía el poder de Fernando  VIL No  todo  el territorio  estuvo  de acuerdo con esto, por lo tanto, se dieron conflic­ tos entre la población. En estos años, también se buscó unir a Uruguay y a Bolivia con el Río de la Plata,  lo  cual provocó  enfrentamientos por­ que estos territorios se negaron a integrarse.

La batalla de Tucumán,  en  1812,  detuvo  el avance realista; un  año  después,  en  la batalla de Salta,  el pensamiento  revolucionario  se extendió al norte.  En  1814,  José de San  Martín  tomó  el mando  revolucionario  y  buscó  anexar Chile al Río  de la Plata.  En  1817,  a pesar de que Fer­ nando  VII se encontraba en  el trono  español, los rioplatenses ya no  querían  la monarquía.  Ese año se instaló el Congreso de Tucumán para de­ clarar la independencia.

Los movimientos de independencia de Perú,  al igual que en otros virreinatos, inicia­ ron en 1808 con la invasión napoleónica a España.  Esta  situación  generó  división  entre realistas  e  independentistas,  los  cuales  fueron perseguidos por el virrey José Fernando de Abascal. Perú tuvo conflictos con los movi­mientos  libertadores  que  provenían  del  Río  de la  Plata,  pues  este  virreinato  buscaba  anexar el  Alto  Perú  (la  actual  Bolivia)  para  asegurar su propia emancipación. Fue por esa razón que, en 1820, el virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, invitó a José de San Martín a la Con­ferencia de Miraflores con el fin de discutir la independencia  de  esa  región,  pero  no  se  llegó a  ningún  acuerdo.  Esto  motivó  la  planeación de una campaña para liberar a las personas esclavizadas   de   lea,   Perú.   Finalmente,   tras varios    movimientos    políticos,    San    Martín proclamó la independencia de Lima en 1821.

Por su parte, Brasil estaba bajo el dominio del imperio por­ tugués.  Su  inestabilidad  política comenzó  en  1807,  cuando Napoleón  Bonaparte invadió  Portugal.  Esto  llevó  al monarca de ese país,  Juan  VI,  a huir a tierras brasileñas,  pero  cuando Napoleón  fue derrotado,  en  1814,  Juan  VI regresó  a Portu­ gal,  no  sin  antes convertir a Brasil en  un  reino.  Lo  anterior molestó  a la población,  por lo  cual se dieron  levantamientos como  la Revolución  de Oporto  en  1820,  la cual solicitaba la creación de una constitución y el regreso de los reyes. Entonces,  Juan  VI volvió  para imponer a su  hijo  Pedro  como regente para evitar perder Brasil como territorio de su corona. Aunque Pedro no sabía si tomar el poder o no, José Bonifacio y  su  esposa Leopoldina lo  convencieron  de quedarse.  Esto molestó a las cortes de Lisboa porque veían a Brasil como una colonia,  no  como  un  reino.  El príncipe Pedro  I,  proclamado rey de Brasil, ante el rechazo de las élites portuguesas, declaró la independencia y  se convirtió  en  el primer emperador de Brasil el 12 de octubre de 1822.

El hecho por el cual todos los virreinatos buscaron su independencia durante los mismos años favoreció que la población criolla, de ideas liberales, dominara y obtuviera poder político, así como libertad comer­cial. En las gestas independentistas, además de las élites criollas, hubo actores poco mencionados, pero fundamentales, como esclavos, indí­genas, mujeres y demás personas marginadas.

PAÍSES QUE NO LOGRARON LIBERARSE ANTES DE 1821

Entre los países de América Latina que tardaron en independizarse se en­cuentran Cuba, Guyana Inglesa, República de Surinam y  Belice. Guyana Francesa y Puerto Rico, por su parte, siguen sin independizarse. En Guyana, los motivos van desde tardíos levantamientos populares hasta la invasión de diferentes potencias como Inglaterra, Francia y Holanda. En el caso de Puerto Rico, el territorio fue convertido en estado libre asociado a Estados Unidos.

Los movimientos independentistas de Cuba comenzaron  en  1868  con Carlos Manuel Céspedes.  La población  se encontraba descontenta con  el imperio  español por el alto  cobro  de impuestos y  el monopolio que mantenía sobre los productos textiles.  Esta situación  condenaba a los súbditos a la pobreza.  Los siguientes enfrentamientos iniciaron  en 1895  con  José Martí a la cabeza,  quien  buscó  cambiar las condiciones de vida de los cubanos con  la independencia de su  territorio.  Esto  se logró en 1898 con la firma del Tratado de París, donde el imperio es­ pañol reconoció  la emancipación  cubana.  No  obstante,  la anhelada libertad  se vio  acotada por el colonialismo  estadounidense en  la isla, un régimen de control, dominio y explotación.

Por otro  lado,  la Guyana inglesa fue colonizada por dos imperios, primero  España y  luego  Inglaterra.  Esto  la convirtió  en  un  espacio intercultural debido  a la migración  india,  inglesa,  africana e indígena. En  1963,  sufrió  un  golpe de Estado  debido  a la anulación  de la Carta Magna de 1953,  la cual permitía la creación  de partidos políticos popu­ listas.  Esto  preocupó  a Gran  Bretaña porque abría la posibilidad  de que esos partidos buscaran  la independencia.  Finalmente,  enl966,  Guyana se instauró  como  un  país autónomo  dentro  de la mancomunidad  del Reino  Unido,  influenciado  por los movimientos anticoloniales que se suscitaron después de la Segunda Guerra Mundial.

Surinam, por su parte, fue una colonia neerlandesa, la cual en 1954 se  convirtió  en  un  país  constituyente  del  reino  de  los  Países  Bajos (estaba bajo  el mandato  de Holanda en  temas de defensa militar y relaciones exteriores).  Esta situación  cambió  en  1974,  cuando  el Par­tido Nacional de Surinam negoció con el gobierno neerlandés para que declararan la independencia del país, hecho ocurrido en 1975.

Asimismo, Belice, durante el siglo xvi, perteneció a la corona espa­ ñola y  padeció  incursiones de piratas ingleses que buscaban  extraer palo de Campeche (árbol que daba un tinte color rojo). Después de la guerra anglo-española (1655-1660),  se firmó  el Tratado  de Madrid  en 1670. En él se acordó el cese de ataques piratas a cambio de licencias a los británicos para obtener el recurso  natural.  Sin  embargo,  con  el Tratado  de París,  firmado  en  1783,  Belice pasó  a ser parte de Gran Bretaña. El descontento con el gobierno inglés inició en el siglo xx y, en  1964,  se promulgó  una nueva constitución  que permitía el auto­ gobierno, con lo que se logró la independencia en 1981.

Algunos países lograron independizarse en torno al siglo XX y se caracterizaron, en su mayoría, por haber sido colonias de países europeos que tenían sus propios problemas. Además de las luchas armadas, se enfrentaron a conflictos que resolvieron mediante acuerdos. Después de la Segunda Guerra Mundial surgieron movimientos anticoloniales que instaron a la libertad de todas las colonias. Hoy en día, aún faltan por independizarse Guyana Francesa y Puerto Rico, países con situaciones políticas complejas.

La independencia de los países de América del Sur se debió a factores internos y externos. Es de resaltar que, en estas gestas independentistas, participaron personas escla­vizadas, pueblos indígenas, mujeres y diversos sectores marginados. La independencia de estas naciones llevó a pensar qué forma de gobierno se quería y cómo podía llevarse a cabo, lo que permite entender mejor el mundo actual.