ETAPA LÍTICA EN AMÉRICA

ETAPA LÍTICA EN AMÉRICA

En este texto se abordará cómo vivían los primeros habitantes del continente, qué comían, dónde vivían o qué hacían. Esto se hará a pesar de que no existen testimonios directos o documentos de épocas tan lejanas. Se puede hacer porque hay evidencias materiales que permiten reconstruir la forma de vida de los primeros habitantes en América.

Estas evidencias materiales se clasifican en dos tipos: los productos culturales, es decir, los que fueron hechos por los humanos, y los de origen natural, esto es, en los que no hubo intervención humana. Entre los productos culturales destacan las herramientas de piedra, ciertos utensilios e incluso construcciones muy elementales o pinturas en cuevas y abrigos rocosos. Entre las de origen natural, destacan los restos humanos fosilizados (huesos, dientes), así como muestras de tierra y carbón que facilitan la obtención de fechas.

Hay dos formas de obtener una datación o fechamiento de las evidencias materiales: la datación absoluta y la relativa. Por un lado, la datación absoluta fecha directamente los objetos. Uno de los métodos más conocidos es el de radiocarbono o carbono 14. Éste se basa en que todos los seres vivos absorben a lo largo de su vida un isótopo radioactivo de carbono (carbono 14). Cuando un organismo muere, desprende ese isótopo a una velocidad constante, por lo cual se puede cuantificar hace cuánto tiempo vivió el organismo. El método de radiocarbono puede fechar restos orgánicos de plantas y animales, incluso de aquellos que vivieron hace aproximadamente 50,000 años. Si la muestra de carbón tuviera más antigüedad, para datarla se debería utilizar otro método, como el de termoluminiscencia, el de paleomagnetismo o la datación radiométrica.

Por otra parte, la datación relativa no busca la fecha exacta de un objeto, sino situarlo respecto a otros objetos más antiguos, más modernos o contemporáneos cuya fecha ya se conoce. En el caso de una excavación arqueológica, la datación relativa funciona por la posición que tiene el hallazgo en los estratos o capas del suelo: los objetos que se encuentran más cerca de la superficie son más recientes a los que se encuentran en estratos inferiores, por lo tanto, este sistema de datación establece aseveraciones como “es más antiguo que”, “es contemporáneo a” o “es más moderno que”, es decir, otorga una gran importancia al orden temporal en que se sitúan los objetos.

Para conocer a los primeros hombres y a las mujeres cazadores-recolectores del continente americano, se tiene que estudiar las distintas evidencias materiales que quedan de ellos, por ejemplo, artefactos de piedra que hayan ocupado para cazar, sus propios restos físicos (huesos) o incluso pisadas (huellas) que se hayan preservado después de miles de años.

Estas evidencias materiales son fuentes históricas primarias porque provienen como testimonios directos de ese periodo histórico. Las evidencias históricas de los primeros hombres y mujeres del continente permiten conocer cómo vivían y qué hacían. Con esta información presente, se puede hacer una revisión de algunos de los hallazgos arqueológicos de los primeros pobladores del continente.

LA EVIDENCIA LÍTICA DE LOS PRIMEROS POBLADORES DE AMÉRICA

La tecnología es una respuesta cultural que la humanidad crea para afrontar su entorno natural: es el conjunto de recursos técnicos de una sociedad para obtener materias primas del medio y transformarlas para elaborar instrumentos u objetos necesarios para su vida cotidiana, como el vestido, armas u objetos ornamentales. La utilización de materias primas inmediatas como piedra, hueso o madera se consideran innovaciones tecnológicas en la Prehistoria.

Los primeros pobladores de América debieron utilizar todas las materias primas a su alcance: madera, pieles y fibras vegetales. Sin embargo, la tecnología básica se fundamentó esencialmente en el uso de la piedra. Esta materia prima es la más frecuente en los hallazgos arqueológicos debido a su perdurabilidad. Algunos de los objetos tecnológicos más característicos y conocidos de los antiguos americanos son las armas utilizadas principalmente para la cacería.

A lo largo del continente se han encontrado diversos tipos de puntas de proyectil, es decir, de aquellas armas de roca que se podían lanzar, aunque también se podían llevar en la mano, como cuchillos, lanzas o hachas. Las puntas de proyectil más representativas, pero no las únicas, del continente americano son las puntas tipo Clovis y el tipo Cola de Pescado.

Puntas Clovis. Estas puntas de proyectil llevan el nombre de la ciudad de Clovis, Nuevo México, Estados Unidos, donde se encontraron ejemplares por primera vez en 1929. Están presentes en gran parte de América del Norte, pero restringidas en gran medida en América del Sur, y datan aproximadamente de hace unos 13,000 años. Están hechas en piedra, miden entre 10 cm y 12 cm, tienen la punta aguda y fueron utilizadas para cazar grandes presas, como el mamut y el mastodonte. Se caracterizan por tener una acanaladura que servía para enmangar a una lanza de madera.

Puntas Cola de Pescado. Estas puntas se caracterizan por tener la forma de un pez, como si la cabeza del pez fuera la punta y la cola, la base. Este tipo de puntas se han encontrado principalmente en Sudamérica y, a diferencia de las puntas norteamericanas, tienen la punta más redondeada, son mucho más pequeñas, pues miden entre 4 cm y 6.5 cm, y la acanaladura del enmangue aparece a veces sólo en un lado y no en ambos. Son contemporáneas a las puntas Clovis de Norteamérica, es decir, también tienen una antigüedad de 13,000 años.

Es importante tener en cuenta que la tecnología lítica de los primeros pobladores de América no fueron exclusivamente Clovis en Norteamérica o Cola de Pescado en Sudamérica. Existieron decenas de tipos de puntas de proyectil diferentes, contemporáneas a Clovis y Cola de Pescado, pero también más antiguas. Las puntas de proyectil encontradas en sitios prehistóricos sudamericanos como Monte Verde en Chile, El Abra en Colombia, Piedra Museo en Argentina y Taima Taima en Venezuela, no sólo son muy distintas a las dos que se han presentado, sino que también son muy diversas entre sí.

LA EVIDENCIA ÓSEA DE LOS PRIMEROS POBLADORES DE AMÉRICA

Son limitados los hallazgos de restos óseos humanos pertenecientes a los primeros pobladores de América. Difícilmente se pueden encontrar esqueletos completos: lo más común es hallar sólo algunas partes como los dientes y el cráneo u otros huesos.

El estudio de los restos óseos contribuye a identificar el sexo, la edad y la talla de los individuos, así como a determinar la causa de muerte. Junto con análisis de laboratorio se puede conocer la dieta, el tipo de alimentación y las enfermedades de las personas de hace miles de años.

El mayor reto del estudio de los restos humanos es dotarlos de personalidad y devolverles su humanidad pues, aunque hoy en día pueden ser evidencias históricas, originalmente fueron una persona viva, como tú.

ACTIVIDADES HUMANAS EN LA PREHISTORIA AMERICANA

Conociendo la evidencia de los primeros pobladores del continente se puede hacer la reconstrucción de algunos aspectos de su vida como el económico, el social o el simbólico. Como se señaló en el artículo sobre las teorías del origen de los primeros pobladores, su modo de vida fue nómada y subsistieron por medio de la caza de animales y la recolección de vegetales, pues aún no se practicaba la agricultura. Pero ¿cómo vivían?

Para reconstruir la forma de vida de los primeros pobladores, además de las evidencias históricas, también se ha utilizado la comparación de la forma de vida de grupos de cazadores-recolectores contemporáneos presentes en algunas zonas de África, el sureste asiático o el Amazonas.

Los primeros pobladores del continente tenían tres características básicas, al igual que las sociedades de su época en los demás continentes: movilidad según las estaciones del año, falta de estructuras centralizadas de autoridad y una economía cazadora-recolectora. En cuanto a la movilidad, las sociedades prehistóricas formaban macrobandas (conjunto de bandas de corte familiar) durante las estaciones de abundancia para asegurar la alimentación, mientras que en la temporada de escasez éstas se desintegraban y únicamente se mantenían unidos los miembros de la banda familiar.

Estas sociedades eran nómadas, es decir, se movían de un lugar a otro dependiendo de los recursos naturales, por ello era necesario que sus integrantes no tuvieran demasiados objetos, para facilitar el desplazamiento y únicamente cargar unos cuantos. La extracción de materiales y la fabricación de herramientas no era complicada, por lo que se podían elaborar en la medida en que se cambiaba de lugar de residencia temporal.

En cuanto a la división del trabajo, por convención se cree que los hombres cazaban y las mujeres recolectaban; sin embargo, es posible que las estrategias de caza hayan sido transmitidas tanto a hombres como a mujeres, para evitar la pérdida de dichos conocimientos debido a la alta mortalidad y la peligrosidad de la caza. El hecho de que sólo los hombres cazaran podría haber provocado escasez de alimentos de origen animal. Por ello los hombres nunca dejaron de recolectar mientras cazaban, así como las mujeres nunca dejaron de cazar mientras recolectaban.

Por ejemplo, son significativos los hallazgos realizados en 2019 en Tultepec, Estado de México, sobre trampas y estrategias de caza para mamíferos de grandes dimensiones. Ahí se encontraron centenas de huesos de mamuts sin orden anatómico, con una antigüedad aproximada de 15,000 años. El tamaño promedio de los mamuts era de cuatro metros de altura y pesaban hasta diez toneladas, lo cual los convertía en animales muy difíciles de cazar. Por ello, los humanos crearon estrategias de caza en las que no ponían en riesgo su propia vida. Los hallazgos de Tultepec muestran que las personas excavaron la tierra e hicieron fosas, en las orillas del lago de Xaltocan, con dimensiones de 1.7 metros de alto y veinticinco metros de diámetro. Grupos organizados, compuestos de veinte a treinta cazadores, azuzaban a la manada con antorchas o ramas hasta separar a algún ejemplar y dirigirlo a las trampas. Una vez allí, el mamut no tenía forma de escapar y era atacado desde fuera del foso.

Los productos recolectados se consumían dentro del núcleo familiar, mientras que los productos de la caza eran distribuidos entre las familias del grupo de cazadores o cazadoras, lo cual generaba un sentido de reciprocidad entre ellas. Compartir era una necesidad y un deber, pues si en algún momento una familia tenía dificultades en conseguir alimentos, otras podrían proporcionárselo, con lo cual se entendía que en un futuro podría ser al revés.

En ocasiones, algunos individuos que fallecían eran enterrados con parte de sus posesiones materiales, por lo cual se infiere que los cazadores-recolectores no carecían de sentido de la posesión. Sin embargo, éste no era tal como lo conocemos ahora, pues en aquel periodo la propiedad personal pertenecía al núcleo familiar más cercano. Estas sociedades eran generosas, hospitalarias, y hasta cierto punto, castigaban el egoísmo.

La información que se tiene de los primeros pobladores de América se ha obtenido por medio de hallazgos, investigaciones y análisis de los distintos tipos de evidencias históricas.

Este recuento sobre la tecnología lítica de las sociedades cazadoras-recolectoras que poblaron el continente, permite conocer el modo de vida de aquellas personas.

Las puntas de proyectil, tanto del tipo Clovis como Cola de Pescado, fueron una verdadera revolución tecnológica orientada a la caza de megafauna (mamuts, mastodontes, tigres dientes de sable, osos perezosos gigantes, caballos, camellos y bisontes gigantes, entre otros).

Finalmente, si se tuviera que hablar de un “descubrimiento de América”, las evidencias históricas nos dicen que éste se registró hace miles de años por parte de los primeros pobladores del continente.

Fuente: Colección Ximhal. Ética, naturaleza y sociedades. Primer grado de secundaria. Dirección General de Materiales Educativos de la Secretarla de Educación Pública.