LA LUCHA INDEPENDENTISTA EN NUEVA ESPAÑA
El movimiento de Independencia en Nueva España, del que nacería México, duró once años (1810-1821), durante los cuales se enfrentaron insurgentes, que buscaban conseguir la independencia de la Corona española, y los realistas, cuya intención era mantener el sistema político, económico y social que entonces regía. El periodo de la lucha de Independencia suele dividirse en cuatro etapas: inicio, auge o expansión, resistencia y consumación.
MIGUEL HIDALGO Y EL INICIO DEL MOVIMIENTO ARMADO.
LA CONSPIRACIÓN Y LA PARTICIPACIÓN POPULAR
En 1808, España comenzó la defensa de su territorio, invadido por el emperador francés Napoleón Bonaparte y su ejército. Al llegar, los galos depusieron al monarca español Fernando Vil. España, controlada por Francia, causó preocupación en el Ayuntamiento de México, integrado por personajes ilustres como Francisco Primo de Verdad y fray Melchor de Talamantes, quienes propusieron establecer un régimen propio y luchar en contra de Francia si decidía invadir la Nueva España.
Por su parte, el entonces virrey novohispano José de Iturrigaray confrontó las exigencias de diversos españoles y peninsulares; pero, al no aceptar algunas de ellas, terminó siendo depuesto por un golpe militar que permitió la continuidad del virreinato.
Los criollos, que estaban de acuerdo con la pro puesta de establecer un gobierno independiente de España, organizaron diversas conspiraciones, como la de Valladolid, en 1809, que pretendía que Nueva España derrocara al gobierno penin sular, pero a fines de diciembre fue descubierta.
Poco tiempo después, en la ciudad de Queré- taro, en 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costi lla, Josefa Ortiz de Domínguez, Ignacio Allende, Juan Aldama y Joaquín Arias, quienes estaban de acuerdo con la instauración de un nuevo ré gimen en Nueva España, crearon un grupo de conspiradores que aparentaba reunirse para dia logar y reflexionar sobre textos literarios, pero en realidad planeaba emprender acciones contra el gobierno virreinal, para lo cual iba sumando el apoyo de criollos, indígenas, mestizos y escla vos. Sin embargo, antes de iniciar el plan, fueron descubiertos, por lo que se decidió comenzar el levantamiento armado en la madrugada del 16 de septiembre, cuando Hidalgo llamó al pueblo de Dolores, en Guanajuato, a luchar contra el gobierno virreinal. Al grupo que se formó bajo la convocatoria de Hidalgo se le conoció como “los insurgentes”.
Dirigidos principalmente por algunos militares de origen criollo que apoyaban la autonomía novohispana, los insurgentes comenzaron a ganar territorios. En principio, saquearon la Alhóndiga de Granaditas y continuaron hacia el centro de Guanajuato, hasta que, el 30 de octubre de 1810, en la batalla del Monte de las Cruces (cercano a Toluca), vencieron al ejército realista del general Torcuato Trujillo.
Sin embargo, la tropa de Hidalgo comenzaba a reducirse, pues para defenderse no contaban con las mismas armas que los realistas. Tiempo después, en enero de 1811, los insurgentes perdieron la batalla de Puente de Calderón (hoy Jalisco), a manos del bando realista, dirigido por Félix María Calleja. Entonces, algunos de los líderes del movimiento insurgente, al frente de una numerosa tropa de alrededor de 1300 hombres, decidieron trasladarse al norte de la Nueva España con la esperanza de obtener apoyo, sobre todo, de Estados Unidos, pero en Chihuahua fueron apresados y encarcelados. Hidalgo, Mariano Jiménez, Ignacio Allende y Juan Aldama terminaron fusilados.
La primera etapa de la lucha de Independencia, conocida como inicio, se caracteri zó por ser un movimiento criollo cuyo objetivo era definir un sistema de gobierno para Nueva España. Las ideas de la Ilustración, la marginación de extensos grupos de población indígena y mestiza, así como las condiciones caóticas que produjo la Intervención Francesa en España, originaron el surgimiento de un movimiento independentista en Nueva España.
PENSAMIENTO, LUCHA Y CONTEXTO DE LA DERROTA DE JOSÉ MARÍA MORELOS
Después de la muerte de los jefes iniciadores de la guerra de Independencia, José María Morelos y Pavón asumió el liderazgo del movimiento insurgente, e inició la segunda etapa de auge o expansión, cuando el movimiento concretó logros importantes.
José María Morelos y Pavón convirtió a los insurgentes en un ejército militar y fue dirigente de campañas y acciones que perfilaron la independencia de la Nueva España. Sus estrategias se caracterizaban por organizar a su ejército en grupos reducidos y ordenar que se que daran en ciertos sitios, lo que daba la posibilidad de en gañar a los realistas y tomarlos por sorpresa. Esta y otras estrategias distinguieron a Morelos como un sacerdote convertido en militar excepcional, nombrado Generalísimo por el Congreso de Anáhuac en 1813.
Cabe mencionar que la Constitución de Apatzingán nunca fue puesta en marcha; sin embargo, fue esperanza e incentivo para continuar luchan do por la Independencia novohispana, aun cuando Fernando VII había recuperado la monarquía y puesto barreras para evitar la emancipación.
La segunda etapa de la lucha por la Independencia novohispana se ca racterizó por las estrategias de Morelos para tomar diversos territorios. El grupo insurgente logró su expansión y la creación de documentos importantes, como los Sentimientos de la Nación y la Constitución de Apatzingán, que permitían a Nueva España depender menos de la Co rona española. Al regresar Fernando Vil al trono español, en 1814, y con el fusilamiento de Morelos, en 1815, el movimiento independentista pareció concluir, pero los ideales plasmados en los Sentimientos de la Nación y la Constitución de Apatzingán fueron la motivación para continuar el movimiento de Independencia.
RESISTENCIA Y REESTRUCTURACIÓN DE LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA
La muerte de Morelos y la reincorporación de Fernando VII al trono generaron la disgregación del grupo insurgente y del Congreso de Anáhuac, así como la idea de que España reconquistara a México.
En 1816, Juan Ruiz de Apodaca fue nombrado virrey de la Nueva Es paña. Con el objetivo de terminar el conflicto y de que España conti nuara su control sobre la colonia, el virrey ofreció a los insurgentes la oportunidad de no recibir castigo por sus acciones contra la Corona, pero no todos aceptaron y la lucha independentista continuó, ahora impulsada por Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria.
El español Francisco Xavier Mina, que estaba en contra del gobier no de Fernando VII, junto con fray Servando Teresa de Mier, organi zó un grupo de militares para apoyar a los insurgentes en Tamaulipas. Este apoyo duró poco tiempo porque Mina fue aprendido y fusilado el 11 de noviembre de 1817» pero no provocó que los insurgentes desistieran en su lucha.
La tercera etapa de la guerra de Independencia de Nueva España se caracterizó por la llegada del virrey Ruiz de Apodaca a Nueva Es paña, quien, de inmediato, impulsó políticas dirigidas a recuperar el control del territorio mediante el sometimiento de los independen- tistas. Sus esfuerzos no dieron fruto y la lucha continuó con la guerra de guerrillas, concentrada en la sierra sur del país.
CONSUMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA
Hacia el final de la década de 1810, la Corona española mantenía el poder en Nueva España. Esto beneficiaba al rey Fernando VII, quien después de regresar al trono seguía gobernando en España y las colonias americanas. Su carácter autoritario y la experiencia de su ausencia, en la que se gobernó con la Constitución de Cádiz, dieron origen a la lucha de un grupo de militares al mando de Rafael Riego, que exigía poner límites a la monarquía mediante su sometimiento a una constitución, lo cual ocurrió por un breve lapso, entre 1820 y 1823, en el que el monarca se subordinó a la Carta Magna de Cádiz.
Cuando Fernando VII y Juan Ruiz de Apodaca fueron obligados a reivin dicar la Constitución de Cádiz, los realistas de Nueva España, que aún conservaban sus privilegios, se sintieron amenazados y, con el objetivo de no perderlos, decidieron unirse a los insurgentes para independizarse de España y conservar así parte de su poder.
En 1821, los realistas, comandados por Agustín de Iturbide, y los insurgentes, al mando de Vicente Guerrero, elaboraron el Plan de Iguala,
con el cual daba inicio el proceso de consuma ción de la Independencia de Nueva España. Así, bajo el acuerdo de defender tres intereses comu nes: la independencia, la unión de la población y la religión, se aliaron los ejércitos realista e in surgente para formar el Ejército Trigarante o de las Tres Garantías.
Por su parte, el gobierno español nombró a Juan O’Donojú como nuevo virrey, quien fue recibido en Nueva España con las presiones de la mayor pane de los grupos políticos unidos en el Plan de Iguala, por lo que firmó, junto con Agustín de Iturbide, los Tratados de Córdoba, documento que reconocía y hacía independiente a Nueva España de la monarquía es pañola. El 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante entró victorioso a la Ciudad de México y declaró a Nueva España un territorio libre, soberano e independiente.
La cuarta y última fase de la lucha por la Independencia unió los intereses de los realistas con los de los insurgentes y, a raíz de ello, fue posible desarrollar el Plan de Iguala. Además, se formó el Ejército Trigarante y se firmó el Tratado de Córdoba, con lo cual se consumó la lucha por la Independencia de Nueva España que, a partir del 27 de septiembre de 1821, se convirtió en el Imperio mexicano. Éste perduró hasta febrero de 1823, cuando cambió su nombre a México, luego de suplantar el régimen monárquico por el de una república.
La lucha de Independencia novohispana se divide en cuatro etapas. La primera, el inicio, tuvo el objetivo de no permitir que Francia invadiera el territorio americano hasta el regreso de Fernando Vil, pero esto cambió cuando Miguel Hidalgo inició el movimiento armado. La segunda etapa fue liderada por José María Morelos y Pavón, quien plasmó por escrito los ideales del movimiento insurgente y expandió el movimiento armado hacia el sur de forma más organizada. La tercera etapa consistió en no permitir que se extinguiera la lucha por la Independencia mediante la resistencia de guerrillas, al mando de Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria. Por último, en la cuarta etapa, los realistas se interesaron por los beneficios que les podía producir la independencia de la monar quía española y se unieron a los insurgentes mediante el Plan de Iguala, documento que vinculó a estos grupos en el Ejército Trigarante. Finalmente, en 1821 se firmaron los Tratados de Córdoba que declararon a Nueva España un territorio independiente que nacía bajo el nombre de Imperio mexicano.