LAS LEYES DE REFORMA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1857

LAS LEYES DE REFORMA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1857

Al finalizar la Revolución de Ayutla y con el triunfo del grupo liberal, en 1855, los vencedores impulsaron algunas medidas para consolidar su proyecto de nación, con la finalidad de fortalecer al Estado y separarlo de la Iglesia católica. Una nueva generación liberal, encabezada por Benito Juárez, retomó las consignas del Plan de Ayutla e ideó un marco legal para responder a la búsqueda de derechos, libertades y democracia acorde con sus ideas. Este periodo se denominó Reforma Liberal.

LA IGLESIA CATÓLICA Y LAS ÉLITES  CONSERVADORAS: PRIVILEGIOS Y ALIANZAS

Tras la derrota de la dictadura de Antonio López de Santa Anna,  en 1855, que concentró el poder en una sola persona y  fomentó la represión y  la violencia, el grupo conservador se desarticuló y no contaba con alguien que reemplazara al dictador; sin embargo, intentó reconfigurarse con el apoyo económico y  el respaldo de la Iglesia católica, institución afectada por la Reforma Liberal.

La religión  oficial en  México  has­ ta mediados del siglo XIX fue el ca­tolicismo,  pues no  existía la libertad de culto.  En  ese entonces,  la Iglesia participaba en asuntos políticos, eco­nómicos y sociales; tenía una gran influencia moral,  económica e ideo­lógica, y se encargaba de los registros de la población,  como  nacimientos y  bodas; además,  controlaba los panteones —por los que cobraba cuota—,  así como  los servicios de salud,  educación  y  de instituciones dedicadas a estos fines.  La Iglesia católica defendió  sus propios inte­reses y estableció  una alianza con  el grupo  político  de los conservado­res,  sobre todo,  como  resultado de las relaciones de las élites eclesiásti­cas  con  las  políticas  y  las  económi­cas,  a  través  de las  cuales  la  Iglesia acumuló grandes riquezas.

Hasta  antes  de  la  Reforma,  la  Iglesia  fue  una  fuerte institución  con gran  poder  político,  económico  e  ideológico,  por  lo cual  fue  con­siderada  por  el  proyecto  liberal  como  un  obstáculo para  el  creci­miento económico del país, debido a la gran cantidad de bienes  que acumulaba, así como por la influencia ideológica que ejercía en la sociedad. También se consideró que dificultaba la modernización del país y el desarrollo político por su cercanía con las élites de poder.

LA CONSTITUCIÓN DE 1857: FRUTO  DE UNA NUEVA GENERACIÓN LIBERAL

A  finales  de  1855,  Ignacio  Comonfort  asumió  la  pre­sidencia  de  México.  En  su  mandato,  sentó  las  bases para una reorganización del país a partir de una serie de leyes  que conformarían la nueva Constitución. Su gobierno se integró por jóvenes liberales, descen­ dientes  ideológicos  de los  primeros  integrantes  de ese grupo, quienes  contaron con los  postulados, re­cursos políticos y las habilidades necesarias para de­sarrollar su proyecto de nación. El resultado de todo esto fueron las  Leyes  de Reforma y  la Constitución de 1857.

Después de 1855  para el proyecto  liberal resultaba fundamental contar con  las herramientas legales que establecieran  las bases de un  nuevo  Estado.  Tal como  se prometió  en  el Plan  de Ayutla,  se creó  un  Congreso Constituyente conformado  por personas de la clase media provenientes de distintas regiones del país, entre las que se encontraban  personas de pueblos originarios,  como  Ignacio Manuel Altamirano,  quien  con  el tiempo  sería uno  de sus más prestigiosos integrantes.  El objetivo  de este Congre­ so  fue elaborar una nueva constitución,  acorde con  los ideales liberales.

Mayoritariamente,  los integrantes del Congreso Constituyente habían  participado  en  la Revolu­ción  de Ayuda,  y  también  habían  estudiado  en escuelas liberales o con profesores de esta corrien­te, como José María Luis Mora, por lo cual tuvie­ron una formación  cercana a las problemáticas de la ciudadanía,  influidos también  por ideas y noticias recibidas de Europa y Estados Unidos.

El  5  de  febrero  de  1857  fue  promulgada  la  nueva  consti­tución, en la cual se asentaron las libertades y los derechos que  buscaban  lograr  igualdad  social  ante  la  ley  y  tenían el  ideal  de  acabar  con  los  privilegios.  La  erradicación  de estas  desigualdades  también  incluyó  que,  bajo  el  proyecto liberal,  se  descartara  la  diversidad  que  tenía  el  país,  expre­sada  en  su  riqueza  de  culturas,  lenguas  y  costumbres  de los  pueblos,  hoy  llamados  originarios,  porque  considera­ban  que  todas  las  personas  debían  regirse  bajo  los  princi­pios liberales de modernización.

La Constitución  incorporó  las Leyes de Reforma y,  en  general,  promovió  la idea de modernizar al país en  todos sus ámbitos,  y  separar al Estado  de la Igle­sia católica,  que desde ese momento  no  tendría injerencia en  los asuntos públicos,  limitándose al culto personal y privado.

Algunas características de la Constitución de 1857 son:

Quedó  integrada por 8  títulos y  120  artículos que garantizaban  los derechos del hombre; la soberanía nacional; dividía los poderes de la nación en Ejecutivo, Legislativo y  Judicial Instituía el derecho  de propiedad, y  consagraba, entre otras, las liber­tades de enseñanza, trabajo, pensamiento, asociación, comercio  e imprenta. En  ellas se establecía el federalismo, la abolición de la esclavitud, la defensa de las ideas, y la religión católica dejaba de ser oficial para abrir el panorama a la libertad de credos. En resumen, se manifestaba el espíritu libre y soberano de las Leyes de Reforma juaristas, y con ello se erguía una nueva concepción de país, de nación [...]. Esta Cons­ titución fijaría la posibilidad de reformas posteriores en beneficio del bien común y como  medidas de adecuación  a la realidad  imperante. La Constitución de 1857  se convirtió en la máxima ley que regiría sobre los destinos del país; ninguna otra ley podría estar por encima de ella (Comisión Nacional de los Derechos Humanos, s. f.).

La Constitución de 1857 estableció una nueva propuesta de organización social, política y de gobierno en México. Pese a que algunas de sus iniciativas aún eran excluyentes y se concentraban únicamente en los derechos de los varones, esta Carta Magna sentó las bases de las garantías individuales para toda la población mexicana a partir de los ideales liberales, por lo cual representó una gran influen­cia para las generaciones futuras y para la posterior Constitución de 1917. Un cambio esencial establecido en la Constitución de 1857, así como en las Leyes de Reforma, fue la separación de los asuntos de la Iglesia y el Estado.

LAS  LEYES DE REFORMA: PIERDE LA IGLESIA, GANA EL ESTADO

Antes de entrar en vigor la Constitución de 1857, un grupo de liberales pro­puso las Leyes de Reforma, un conjunto de decretos que buscaba un modelo de ciudadano libre, con derechos e igualdad ante la ley. Estas leyes fueron el antecedente de una nueva carta magna, la cual tenía por finalidad consoli­dar la fuerza del Estado, dotándolo de poder y recursos para llevar a cabo su proyecto liberal al separar la Iglesia del Estado.

Antes,  durante y  después de las discusiones en  torno  a la Constitución de 1857,  se promulgaron  las Leyes de Reforma.  Así,  fue un  proceso  paulatino  de cambios políticos trascendentales para el país.  Su  objetivo  fun­damental era otorgar al Estado  un  poder político,  social y  económico mayor al que tenía la Iglesia católica, restándole poder a ésta al limitar su influencia en los asuntos nacionales.

Las  Leyes  de  Reforma  buscaban  fomentar  un  modelo  de  ciu­dadano   desarrollado   por   sí   mismo,   con   igualdad   social   y   ante la  ley,  que  gozara  de  derechos  y  libertades  para  expresarse,  para elegir  su  religión,  su  trabajo,  su  educación,  y  tuviera  la  seguridad  que  le  brindaba  el  Estado  para  ser  propietario  y  así  contribuir con la economía nacional.

Es importante mencionar que,  en  estricto  sentido,  estos derechos eran  considerados exclusivamente para los varones,  por lo  cual aún  existían  muchas desigualdades respecto  a los derechos civiles entre mujeres y  hombres,  porque a ellas no  se les permitía participar en  los asuntos políticos y  en  aquella época se les vinculaba más a la vida religiosa. 

El nuevo  modelo  también  apostaba por sacar provecho  para la nación al poner a trabajar tierras desocupadas o  poco  productivas que anterior­mente se encontraban en poder de la Iglesia. Con las Leyes de Reforma y la Constitución de 1857»  se buscaba la modernización del país y  la transformación  social,  para romper con el antiguo régimen considerado como un impedimento del progreso nacional.

La intención de estas reformas era que el Estado regular a la Iglesia para que ésta no  interviniera en  los asuntos públicos.  Tal separación  impactó de manera negativa en  los ingresos y  las propiedades eclesiásticas,  pues el Estado  regularía sus cobros; además,  perdería sus propiedades,  ya que los bienes que poseía pasarían  a ser propiedad  de la nación,  por lo  tanto  ésta tendría mayores recursos.  Como  resultado  del debilitamiento  económico  y político de la Iglesia, el Estado se fortaleció.

Quienes resultaban  afectados por estas políticas Rieron  simpatizantes del Partido  Conservador (fundado  por Lucas Alamán  a finales de la década de 1840),  el clero  y  el ejército,  así como  integrantes de comunidades ori­ ginarias a quienes les quitaron  sus tierras porque su  modo  de vida iba en contra de los valores liberales.  Este arrebato  de tierras se justificó  con  el argumento de que dichos pueblos “eran poco modernos y no ponían a pro­ ducir las tierras”. Con estas medidas, la Iglesia católica perdió control sobre la sociedad, así como su fuerte influencia económica y política.

Las Leyes de Reforma evitaron la injerencia del clero en los asuntos nacionales; asimismo, una parte de la inmensa propiedad  eclesiás­tica  pasó a manos de la nación  para su control y  administración,  lo que  permitió  a  algunas  personas,  que antes  no  tenían  posibilidades, adquirir propiedades.  Además,  restó poder  económico a la Iglesia católica al quitarle  tierras y al regular y cobrar sus  ingresos  a  partir de  ese  entonces.  Con todo  esto,  se  activaron  tierras  y  propiedades que  estaban  abandonadas  y comenzaron  a  generar  recursos,  lo que fomentó también, hasta cierto punto, la inversión.

Las Leyes de Reforma sentaron las bases del Estado mexicano moderno. Junto con la Constitución de 1857 permiten comprender los  procesos  his tóricos  posteriores. Dichas  leyes  se expidieron pocos  años  después  de la promulgación de la constitución, por lo cual el proceso y sus resultados no se evaluaron de manera inmediata, es decir, algunos de sus efectos fueron vistos muchos años después del periodo en el que fueron formuladas.

La importancia del periodo de la década de 1850, conocido como la Reforma, radica en la consolidación de un modelo de nación que, con algunos cambios, se mantendría como referente durante las décadas posteriores. Al dar forma a las ideas de libertad e igualdad de un régimen republicano, parecía asentarse también un proyecto de nación.

Posteriormente, el bando conservador, derrotado y  debilitado, tomó la bandera de la defensa de la religión y la tradición, y volvió a levantarse en armas. No bastó solamente con cambiar las leyes para que los efectos sociales de libertades y derechos fueran para todas las personas, por lo cual, en muchos aspectos, su poder fue meramente simbólico, aunque el reconocimiento de los  derechos  y  la igualdad ante la ley  representaron un avance. Sus efectos, tanto los deseados como los inesperados, no fueron todos inme­ diatos y desataron conflictos posteriores, incluso en el siglo XX.

Fuente: Colección  Sk´asolil. Ética, naturaleza y sociedades. Segundo grado de secundaria. Dirección General de Materiales Educativos de la Secretarla de Educación Pública.