INVASIÓN DE LAS ANTILLAS: EXTERMINIO Y ESCLAVITUD

Las Antillas son un conjunto de islas ubicadas en el mar Caribe, y fueron el primer escenario de disputa en el actual continente americano, entre las poblaciones originarias y las expediciones invasoras proveniences de Europa. Cristóbal Colón fue un explorador genovés que tenía contratos de nave­gación con los reinos de Portugal y Castilla. Este último autorizó y financió la exploración que desembarcó, en 1492, en la isla a la que llamó San Salvador, actualmente parte de las Bahamas. Posteriormente, el genovés construyó el primer asentamiento español en una isla a la que nombró La Española, en el actual territorio de República Dominicana y Haití.

La llegada de Cristóbal Colón a las islas del mar Caribe detonó el ini­cio de una campaña de invasión, exterminio y conquista dirigida por la Corona española. Durante las primeras décadas del siglo XVI, dichas islas tuvieron gran relevancia porque fueron enclaves desde donde partían y llegaban las exploraciones de conquista. Por lo tanto, las consideraron zonas de extracción de minerales, principalmente de oro, y fueron te­rritorios donde se conformaron ingenios azucareros, los cuales tuvieron gran importancia para la economía del reino de España.

Las Bulas Alejandrinas,  promulgadas en 1493, otorgaron a  los  Reyes Católicos el permiso de colonizar las tierras a cambio de compromecerse a evangelizarlas. Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, a su vez, con cedieron a Colón, a través de la firma de las Capitulaciones de Santa Fe, el cargo de almirante, virrey y gobernador de las tierras que invadiera, además de un porcentaje del oro que obtuviera. Éste tenía gran interés en  llegar a  Asia, lugar al que también llamaba las Indias porque, años atrás, el comerciante genovés Marco Polo relato que en las tierras asiáticas del emperador Kublai Kan existían grandes ciudades llenas de oro. 

Como se mencionó antes, Colón, convencido de haber llegado a las Indias, llamó indios a quienes ahí habitaban. A principios del siglo XVI, los pueblos originarios que se encontraban en las Antillas, sufrieron la invasión de sus tierras y el exterminio de sus pueblos. Se estima que de los 400,000 habitantes que había al momento de  la llegada de Colón, para 1529 solo quedaban alrededor de 2,500.

Así, con las enfermedades traídas desde Europa (sarampión, peste bubónica,  viruela,  entre otras), los  trabajos  forzados a los que  eran sometidos los conquistados y el asesinato desmedido de la población originaria  por  parte de los españoles, dieron como resultado uno de los mayores etnocidios en la historia de la humanidad. Al regresar de su primer viaje a principios de 1493, Colón argumentó a la Corona que los indios debían ser esclavizados porque practicaban el canibalismo, razón por la que tampoco podían ser evangelizados. Tal argumento implicó un beneficio económico para Colón porque tuvo a su disposición mano de obra sin paga. Sin embargo, esto no fue con­cluyente porque las Bulas Alejandrinas establecían la obligación de los Reyes Católicos de evangelizar todos los territorios  invadidos.  

Por lo tanto, la reina Isabel decretó que los indios serían súbditos libres, no  esclavos, siempre que accedie­ran a ser conquistados y evangelizados, aunque eso no impidió que durante sus siguientes viajes, Colón enviara cargamentos con  población originaria con la finalidad de utilizarlos como mano de obra para diversas tareas e incluso esclavizarlos. De acuerdo con el  pensamiento católico ibéri­co, aunque las personas de los pueblos originarios de  las  tierras recién descubiertas  tenían alma y podían profesar la fe católica, se les consideraba in­feriores porque suponían que no tenían la misma capacidad de raciocinio que las personas europeas.

Los africanos, en cambio, se encontraban en otra situación: para los Reyes Católicos debían ser es­clavizados, pues consideraban que no tenían alma. Esta  diferenciación racial sustentaría la jerarqui­zación social del orden colonial; además, sentaría las bases de las estructuras de discriminación racial vigentes hasta nuestros días.

La invasión europea al continente americano comenzó con la llegada de Cristóbal Colón a las Antillas. La mano de obra esclava resultó determinante para el estableci­miento de colonias españolas en las islas del mar Caribe. Como la población originaria que vivía en el territorio fue exterminada casi por completo en casi 40 años, los espa­ñoles decidieron sustituirla con esclavos de África, quienes fueron traídos a América por empresas portuguesas, las cuales habían hecho una gran red esclavista a partir de sus expediciones por el continente africano durante el siglo XV. La invasión, el despojo y el exterminio que los reinos de la península ibérica llevaron a cabo contra las poblaciones  originarias del continente que ahora es conocido como América, se desenvolvieron en un contexto de expansión y lucha comercial entre los reinos de Portugal y de Castilla. Tanto las Bulas Alejandrinas como el Tratado de Tor­desillas fueron arreglos políticos para repartir el mundo, sin considerar las necesidades y creencias de los habitantes de los territorios invadidos. La esclavitud de la población africana por parte de Portugal, así como la invasión y el exterminio de los pobladores originarios de América emprendidas por España, fueron procesos que enriquecieron a sus respectivas coronas. La invasión de América se sustentó ideológicamente en una serie de prejuicios culturales raciales que jerarquizaban a las personas.